La noche anterior, ponemos los garbanzos en agua. Al día siguiente, los cocemos con agua y un poco de sal.
Se lavan, pelan y cortan en trocitos las zanahorias y los nabos. Se fríen un poco y se echan en la olla junto con medio litro de agua. Empezamos a cocer y en esta olla iremos añadiendo poco a poco todos los ingredientes, como ahora veremos.
Con el mismo aceite se fríe 1 cebollita partida y se le incorporan 2 cucharadas soperas de tomate frito hasta que se rehoga un poquito y se incorpora al guiso.
Se atan en un manojo el puerro, el apio y el perejil y se echan en la olla. Se le añade el repollo. Se añaden también 3 o 4 puñados de sal y 1/2 cucharada de pimentón dulce, y se prueba antes de poner el couscous.
Dejamos cocer un rato. Se aparta el repollo cuando esté tierno, junto con el paquetito de verduras. Añadimos más agua si vemos que es necesario, tiene que haber bastante.
Se toma una fuente grande y se echa el couscous, se le van añadiendo 5 o 6 cucharones de caldo hasta que esté todo humedecido. Se coloca en una cazuela con agujeros (si no se tiene cuscusera, usar una passoire o algo parecido) y se pone a calentar al vapor tapándolo y moviéndolo de vez en cuando durante 1/2 hora aproximadamente.
Se fríe el ajo y se rocía el aceite usado sobre el couscous, que serviremos en una fuente (o en la propia cuscusera).