Exprimir el zumo de limón en un vaso. Si te gustan el limón lo mejor es el zumo de uno entero.
Echar la cúrcuma en el limón y mezclar con la cuchara hasta que se disuelva y no queden grumos. Si echamos la cúrcuma en otro orden pueden quedar grumos. La cantidad de cúrcuma es al gusto, siendo lo más razonable una cucharadita.
Sobre esta mezcla moler la pimienta negra y agitar de nuevo. Cuanto más molida mejor. No hay que tener miedo a la pimienta, quedará bien envuelta por el zumo de tomate y no la notareis en exceso.
Introducir el jengibre en polvo y remover de nuevo. El jengibre dará un gusto picante a la bebida; por lo que debemos ajustar la cantidad a nuestro gusto.
Echar el aceite de oliva y agitar. Conviene no pasarnos en la cantidad ya que es el componente que más le costará disolverse.
Finalmente aportamos el zumo de tomate. Lo normal es entre 200 y 300 ml. Se puede utilizar cualquier marca del mercado. Granini da una muy buena textura a la mezcla final. (Aunque lo ideal sería hacer el zumo en casa con ayuda de una licuadora).
Listo para tomar. La mejor forma de consumirlo es como aperitivo. Si se toma frío es muy refrescante.