Coloca en remojo los anacardos crudos, como mínimo unas 4-5 horas. Puedes dejarlos toda la noche.
Tritura con la ayuda de una picadora, los dátiles, la pizca de sal y las nueces juntas. En el molde o recipiente que hayas elegido para tu tarta y que habrás forrado con film (si no es desmontable), coloca la pasta para la base, cúbrela bien y aprétala con una cuchara hasta que quede compacta.Limpia la picadora y tritura el coco hasta conseguir una pasta. En una batidora de vaso o trituradora, añade los anacardos remojados y escurridos, el sirope de ágave, la pasta de coco, el zumo del limón, la vainilla, la pizca de sal y las frambuesas (reserva unas cuantas para la decoración).
Tritura todo muy bien y cuando tengas una pasta totalmente homogénea incorpora poco a poco el agua hasta conseguir una textura untuosa y suave, tipo mousse.Añade ahora el cacao en polvo y vuelve a triturar. Si ves que ha quedado muy espesa vuelve a diluirla un poco con agua. Rectifica el dulzor a tu gusto. Si te gusta el sabor más acidoso déjalo así, y si no añádele un poco más de sirope de ágave.
Vierte la masa encima de la base de la tarta. Reparte bien. Tapa con un film e introduce en el congelador un mínimo de 2 horas.
Cuando la vayas a consumir, sácala unos 20-30 minutos antes para que se descongele. Decora espolvoreando con un poco de cacao en polvo y con unas cuantas frambuesas.