Científicos de Vall d’Hebron descubren cómo atacar tumores que no responden a las terapias | La Fundación Fero da su beca científica a Héctor G. Palmer para continuar el proyecto | El descubrimiento «tendrá un grandísimo impacto», destaca Carlos López-Otín
El oncólogo Josep Baselga y el biólogo Héctor G. Palmer, en Barcelona Pedro Madueño
Investigadores del Institut d’Oncologia de Vall d’Hebron (VHIO) han descubierto por qué una nueva familia de fármacos contra el cáncer colorrectal falla en un elevado porcentaje de pacientes. A partir de este avance, han diseñado una nueva estrategia para corregir el fallo y mejorar los tratamientos. Coincidiendo con la publicación del descubrimiento, la Fundación Fero otorgó ayer su beca anual de investigación oncológica a Héctor G. Palmer, director del trabajo.
Con 7.750 nuevos diagnósticos anuales, el colorrectal es el tipo de cáncer más frecuente en Catalunya. Las 2.506 muertes registradas al año lo sitúan como el segundo tipo de cáncer en mortalidad por detrás del de pulmón. Si bien el pronóstico de los pacientes suele ser bueno cuando el tumor se diagnostica precozmente, las perspectivas son peores cuando el cáncer ya se ha extendido a otros órganos. La investigación que ha dirigido Héctor G. Palmer se ha preguntado por qué a menudo fallan los tratamientos en pacientes con metástasis.
La respuesta, presentada el domingo on line en la revista Nature Medicine, se explica como una película de buenos y malos. El escenario de la película, para explicarla resumida, es una célula del colon. El bueno se llama FOXO3a. Es una proteína que actúa en el núcleo de la célula y que tiene la misión de destruirla si se convierte en cancerosa (véase el gráfico). Por desgracia, es un bueno que se deja manipular. Cuando entra en escena un malo llamado Akt, el FOXO3a le sigue y se deja llevar fuera del núcleo de la célula. Con lo cual, la célula cancerosa no se destruye y puede proliferar.
La solución, obviamente, es detener al malhechor para restaurar la convivencia. Es lo que han intentado investigadores y compañías farmacéuticas diseñando fármacos que inhiben la proteína Akt. Pero, para desconcierto de los propios investigadores y compañías, en un elevado porcentaje de casos no basta con detener la Akt para frenar el cáncer. Según ha descubierto Héctor G. Palmer, esto ocurre porque entra en acción una enemiga aún peor. Es la proteína beta-catenina, una especie de mafiosa que corrompe al bueno de FOXO3a para que, en lugar de destruir las células cancerosas, las ayude a proliferar y diseminarse.
En resumen, si hay poca beta-catenina, es decir, poca corrupción en la célula, los fármacos que bloquean la Akt pueden ser eficaces. Pero si hay mucha beta-catenina, no lo son.
El descubrimiento «es un trabajo extraordinario que tendrá un grandísimo impacto en la oncología», destacó ayer en una rueda de prensa Carlos López-Otín, investigador de la Universidad de Oviedo que codirige el proyecto Genoma de la leucemia y presidente del jurado de la beca Fero.
Tendrá impacto, en primer lugar, porque permitirá discriminar a los pacientes que pueden beneficiarse de los fármacos inhibidores de la Akt de aquellos otros que no podran beneficiarse. Para ello, bastará con analizar la concentración de beta-catenina en las células tumorales. El equipo de Héctor G. Palmer en Vall d’Hebron está trabajando en el desarrollo de un test para medir la cantidad de beta-catenina en las células. Y aunque los fármacos inhibidores de Akt todavía son experimentales, varias multinacionales farmacéuticas los tienen en una fase de desarrollo avanzada.
A más largo plazo, la investigación de Palmer ofrece una nueva estrategia para tratar a aquellos pacientes en los que los fármacos actuales no son eficaces. La idea consiste en combinar dos fármacos: un inhibidor de la Akt con un inhibidor de la beta-catenina. Con ello se espera que FOXO3a recupere su capacidad de destruir las células cancerosas. A la espera de empezar a ensayar esta estrategia en pacientes, los resultados obtenidos hasta ahora en cultivos celulares y en ratones «son muy positivos», destaca el investigador.
«Hay grandes expectativas puestas en esta línea de tratamiento», destacó ayer Josep Baselga, director del centro de cáncer del hospital General de Massachusetts (EE.UU.) y presidente de la fundación Fero.
Para seguir avanzando en esta dirección, la fundación anunció ayer la concesión de su beca de investigación a Palmer. La beca, dotada con 70.000 euros para un proyecto científico de dos años, está destinada a apoyar a investigadores que están en los inicios de su carrera científica. Según informó Carlos López-Otín, la beca se concede a proyectos científicos directamente enfocados a mejorar el tratamiento de los pacientes de cáncer.
«Tenemos mucha investigación básica de calidad en nuestro país, pero nos falta un poco de investigación traslacional», es decir, aquella que traslada los avances científicos a los pacientes, destacó Josep Tabernero, jefe del servicio de oncología de Vall d’Hebron. La beca Fero, añadió, ayuda a cubrir esta carencia.
Palmer, que ha sido seleccionado entre 42 candidatos, tiene previsto analizar los genomas de células tumorales de 110 pacientes en busca de las alteraciones genéticas que hacen que las células se vuelvan resistentes a los tratamientos. Los resultados «ayudarán a decidir, de acuerdo con las características genéticas de los tumores, cuáles serán los fármacos más adecuados para cada paciente», explicó López-Otín.
El mecenazgo de la Fundación Fero recibió ayer el apoyo del president Artur Mas; del conseller de Economia i Coneixement, Andreu Mas-Colell, y del alcalde de Barcelona, Xavier Trias, que asistieron al acto de entrega de la beca en el Teatre Nacional de Catalunya. «Un laboratorio como el nuestro necesita este tipo de financiación para sacar adelante este proyecto», explicó Palmer. La beca Fero «es especialmente valiosa ahora» que el Estado recorta la inversión en investigación. De no ser por la beca, concluyó, «el proyecto tal vez se habría quedado en un cajón».
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