Os dejo con un artículo publicado en La Nación en el que nos cuentan como asumir la palabra cáncer desde la alegría y el positivismo
Felices pese al cáncer
Cáncer.
Escrito por ÁNGELA ÁVALOS R. aavalos@nacion.com | revistadominical@nacion.com
PUBLICADO EL 08 DE JULIO DEL 2012
Le pasa a muchos apenas reciben el diagnóstico: se meten en su casa, cierran las cortinas, y recortan radicalmente sus actividades diarias como queriendo echarse a morir antes de tiempo.
Sí; tienen cáncer, pero hoy como nunca antes, esa enfermedad no tiene por qué entenderse como sinónimo de muerte. Al contrario: cada vez con mayor frecuencia, los médicos insisten en que el cáncer se ha convertido en una enfermedad crónica, debido al avance en los tratamientos y, sobre todo, a la práctica de la detección temprana. Por eso, ¿ por qué dejarse derribar?
Marianela Esquivel Ocampo es psicóloga con experiencia personal y profesional en materia de cáncer. En la actualidad, trabaja dando apoyo a cuidadores de personas enfermas, muchos de los cuales están a cargo de pacientes con este padecimiento.
A Marianela le pedimos cinco consejos básicos para que quienes reciben este diagnóstico puedan continuar llevando una vida de calidad y tan “normal” como sea posible, ya sea que los den de alta después de un proceso de tratamiento y rehabilitación, o que se encuentren en etapa terminal.
Para complementar su información, acudimos al Instituto de Cáncer de los Estados Unidos y a varias organizaciones oncológicas de España, un país donde este tema se ha desarrollado ampliamente.
En Costa Rica, por ahora, los servicios de salud están más concentrados en el diagnóstico y el tratamiento del enfermo, no así en el apoyo integral para el paciente y su familia. La excepción a esta regla son las clínicas de cuidado paliativo, que intervienen únicamente en los casos de cáncer terminal.
Las tareas de contención y apoyo las han estado asumiendo algunas organizaciones no gubernamentales y fundaciones.
A los cuidadores, familiares o amigos de personas con cáncer, también les recomendamos seguir con atención los siguientes consejos:
1. Hable sobre la enfermedad. No se quede callado.
La familia completa, empezando por el paciente, no se debe quedar callada ante el cáncer. Cualquier duda, preocupación o inquietud debe ser resuelta con el médico tratante o con una fuente confiable que pueda brindar el apoyo requerido.
Es frecuente que la noticia se trate como si fuera un secreto de Estado. No se comenta con los hijos y, muchas veces, es el propio enfermo quien se entera de último sobre su condición. Esto no es conveniente para nadie. ¡Hable de todo!… del temor a la muerte, si fuera una posibilidad; del miedo a heredar la enfermedad a sus hijos; del dolor; de cómo enfrentar el tratamiento y sus secuelas; de cómo lidiar con sus deberes cotidianos.
Saque todo lo que tiene adentro. No rehúya el tema. Háblelo con claridad, sin rodeos y llame a las cosas por su nombre. Este es un primer paso para aceptar y enfrentar exitosamente esta enfermedad.
La comunicación es considerada una herramienta terapéutica esencial en oncología, según la organización Europacolon, especializada en dar apoyo a quienes padecen de cáncer de colon rectal. Dice Europacolon: “La comunicación es base para la calidad de vida; de ella depende la aceptación de la enfermedad, la autoestima del paciente, el tratamiento, y el control de los síntomas”.
Por eso, no subestime el valor de conversar sobre su enfermedad. Hágalo con personas de su confianza y sea claro y directo con sus familiares. Exija información clara, oportuna y veraz sobre la evolución de su enfermedad.
IMPACTO
Cada año, aparecen 8.000 enfermos nuevos de cáncer en el país
No se preocupe si siente miedo. Es muy natural que experimente temor de hablar con sus parientes sobre su enfermedad, y es común que los otros no sepan cómo afrontar la situación.
No pierda de vista que la falta de comunicación causa tensión en las relaciones personales y esto, al final, se convierte en un obstáculo para enfrentar el cáncer. Esos muros hay que derribarlos.
2. No se inutilice usted mismo(a).
Usted sigue siendo capaz de hacer muchas cosas. No permita que otros le quiten la posibilidad de hacer lo que a usted más le agrada. En la medida en que la enfermedad se lo permita, siga con sus actividades rutinarias. No deje de hacer todo aquello que le gusta.
Si puede, siga caminando por las mañanas, vaya a misa o al culto, y hasta vaya a su trabajo. Mida sus fuerzas y pregúntele usted mismo(a) a su cuerpo hasta dónde puede llegar. Él se lo dirá.
3. Mantenga su autocuidado. ¡Arréglese!
Lo anterior es especialmente importante cuando comienzan los efectos secundarios de tratamientos como la radioterapia y la quimioterapia. La caída del cabello, por ejemplo.
Este es un asunto particularmente sensible para las mujeres, pues el pelo es uno de los signos externos que definen su género. Si se le cae o arrala el cabello, hable con su estilista para que le haga un corte adecuado, o busque una pañoleta. Las puede encontrar en muchos sitios, en colores y estilos que la harán sentirse bien. En los hospitales donde se dan estos tratamientos –tanto públicos como privados–, conocen lugares donde se pueden encontrar estos implementos para mejorar la estética del paciente.
En el caso de los hombres, la pérdida de cabello no es tan sensible como sí lo es la disminución del peso y la fuerza. Por ejemplo, aquel señor que antes jalaba toda la carga en el hogar y ahora no puede hacerlo igual. Aquí lo que se recomienda es tener mucha paciencia y recordar que esta limitación es temporal y que la fuerza regresará conforme se recupere la salud.
Para lograr este objetivo, cuide su alimentación: hidrátese frecuentemente y coma todos aquellos alimentos que le estén permitidos. Ponga especial énfasis en los llamados antioxidantes, pues se ha reconocido su potencial para combatir el cáncer.
Lo asegura el mismo Instituto Nacional de Cáncer de los Estados Unidos, que calcula que una tercera parte de todas las formas de cáncer está relacionada con la dieta. Consuma agua, aceite de oliva, tomate, berenjena, los cítricos (limón, naranja, cas), fresas y legumbres.
Cuide su piel, pues es uno de los órganos de su cuerpo que recibirá un impacto mayor de los tratamientos; entre ellos, la resequedad.
Hidrátela todos los días y no deje de consumir los líquidos que le ayudarán a recuperar el tono de su piel.
4. Tome en cuenta la opción de las terapias alternativas.
No está de más buscar terapias complementarias al tratamiento médico. Los ejercicios de relajación, como el yoga, están muy recomendados por su gran potencial para desarrollar el poder de la mente. Se ha escuchado de casos de cáncer que, con ayuda del yoga, logran minimizar el dolor.
Siga escuchando su música preferida. Si le gusta y está en capacidad de bailar, ¡hágalo! Si puede tener acceso a hidroterapias o aromaterapias, no lo dude para recibir estos tratamientos. Lo mismo si puede llevar algún curso de arte que le sirva como válvula de escape mientras está en proceso de curación.
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) abrió programas para los enfermos oncológicos. En el hospital México, por ejemplo, se les pone música mientras reciben quimioterapia pues está más que comprobado que la música ayuda a la relajación y mejora la respuesta de las personas a las terapias.
5. Socialice.
Si ha sido una persona usualmente sociable, no se aísle. Es muy frecuente ver a personas con cáncer encerradas en sus casas por el miedo al qué dirán los otros cuando los vean. Ya en la casa, caen fácilmente en cuadros depresivos que, lejos de ayudar, reducen las defensas contra el cáncer y dificultan la recuperación. Estas personas no hacen ejercicio, no reciben sol, pasan viendo los mismos medicamentos y las mismas paredes’ ¡Húyale a esto!
Salga, participe en los paseos familiares, ponga música, vea sus programas favoritos. No corte su relación con el exterior.
¿Que está en una silla de ruedas y no puede bailar? Pues vaya al salón y departa con los otros de distintas maneras. Siga yendo al cine, si eso es lo que más disfruta. Muchas de esas instalaciones están hechas para que personas con alguna dificultad de movimiento puedan disfrutar de las películas.
Igual si su familia sale de vacaciones de verano o de medio año: consulte con su médico por si existiera alguna contraindicación, y si no la hay, apúntese a disfrutar con los suyos de los atardeceres en el mar o de la lectura de un buen libro a la orilla de una chimenea.
No olvide asegurarse un fuerte apoyo familiar y de su red de amigos más cercana. Está comprobado que esa es la principal herramienta terapéutica para el enfermo.
La familia no solo ayuda a mejorar la calidad de vida sino que favorece un adecuado estado emocional que le facilita al paciente su recuperación.
En el caso de aquellos con pareja, es fundamental que ambos estén conectados y receptivos ante eventuales cambios, por ejemplo, en la vida sexual.
No pierda de vista que el cáncer, si bien es una enfermedad muy común entre la gente y también causa mortalidad, no es una sentencia definitiva de muerte. Hoy es posible lograr la supervivencia de los enfermos, pero hay que garantizar que lo hagan con una buena calidad de vida. Si no, de poco vale.
1 comentario en “Felices pese al cáncer”
El Cáncer es una enfermedad dura y que golpea fuerte al que lo padece como a quien lo rodea. Hoy en día programas como el de la Obra Social de La Caixa hacen que la vida de muchas personas sea mejor. Colaboran con organizaciones no lucrativas relacionadas con la sanidad para ayudar a esas personas que necesitan cuidados paliativos, y creo que es algo muy positivo y necesário en España.
Saludos,
Pilar