Para viajar a Tailandia no hace falta ninguna vacuna en particular, pero nosotros por precaución nos vacunamos de la Hepatitis A.
Lo primero fue buscar fechas y vuelos. Decidimos viajar en verano, aunque dicen que no es la época más recomendada, para que Nacho (10 años) no perdiese muchos días de cole. En verano es época de lluvias en Tailiandia, pero la verdad es que a nosotros apenas nos llovió en 17 días y cuando lo hizo no fue una lluvia molesta, sino tormentas concentradas que refrescaban el ambiente.
Como podéis ver en la foto había suficiente espacio para estirar los pies.
Llegamos a Bangkok a las 1230 de la mañana y cargados de ilusión comenzamos nuestra aventura tailandesa. Primer destino… hotel Silom Serene, en el centro financiero de la ciudad. Un hotel más que correcto con piscina, ideal para pasar las horas de más calor.
Tras descansar un rato en el hotel (darme yo mi primer masaje del viaje) y comer nuestro primer PAD THAI (Plato nacional tailandés) quedamos con Manuel de Naai Travels para repasar el itinerario y conocer Lumpini Park.
Pad thai vegetariano con tofu |
Lumpini Park es el parque más extenso de Bangkok y es habitual ver a gente corriendo o practicando Tai chi. A las 18h cuando suena el himno nacional, todos se paran como estatuas para escucharlo.
Alrededor del lago vimos ver varios lagartos varanos (os podéis imaginar la emoción de los niños) y dar de comer a los peces.
Durante este pequeño paseo ya nos pudimos hacer una idea de la humedad y el calor de Bangkok. De todo el país creo que el clima más «asfixiante» es de Bangkok, cuesta hacerse el cuerpo a ese calor.
El segundo día lo dedicamos a conocer un poco Bangkok. En principio pensamos en obviar la capital y disfrutar más de la naturaleza del país, pero finalmente decidimos dedicar un día a la capital para hacernos una idea de la vida en la ciudad. Quizás de todo lo que visitamos fue lo que menos nos gustó, probablemente por el calor tan intenso y por la cantidad de gente que encontramos por todas partes, lo que hizo que para los peques fuese un poco agobiante.
Contamos con una simpatiquísima guía tailandesa que se defendía muy bien en español…. ¡todo un lujo que nos permitió disfrutar y aprender mucho de la ciudad!
La primera parada fue el templo Wat Traimit en el barrio chino. Este templo alberga el buda de oro más grande del mundo. El Buda de Oro mide 3 metros y pesa más de 5,5 toneladas. Se cree que esta estatua tiene unos 700 años. Estuvo en varios templos y hasta 1955 no descubrieron que era de ¡¡oro macizo!! Parece que a la figura le habían dado una capa de yeso con estuco dorado para protegerla de los birmanos que asediaban Tailandia en la época en que fue construida. Fue en 1955 cuando descubrieron por casualidad que era de oro, desde entonces este templo es muy famoso en la ciudad.
Advertencia: para entrar en los templos budistas piden recato a la hora de vestir. Obligatorio llevar las rodillas cubiertas y a ser posible los codos. Si vais y no tenéis pantalón largo, no os preocupéis en la entrada de la mayoría de templos venden por unos 100-200 (2,8-3,8 euros) baths pantalones o faldas largas
Wat Traimit. Buda de oro |
Alrededor de los templos tailandeses encontrareis muchas campanas. Las campanas no se pueden tocar, solo se pueden hacer sonar. Una vez para buena suerte; dos veces, para volver a Tailandia. 🙂
Adivinando el futuro |
Altar dedicado al rey en el hotel Silom Serene |
El Gran Palacio impresiona por el lujo y la suntuosidad de todos los edificios que lo engloban.
Como veis todo está muy ornamentado |
Momento Om |
El Wat Phra Kaew es el templo budista más importante de Tailandia, donde reside el Buda Esmeralda, una de las representaciones de Buda más veneradas del país. No se permite fotografiarlo. Este templo se encuentra dentro del Palacio Real.
Fijaos en la impresionante cerámica que decora las stupas o chedis. |
Otra visita obligada en los alrededores del palacio es el Wat Pho o templo del Buda reclinado. Este templo es especialmente conocido por tener en su interior al gran Buda Reclinado que, con sus 46 metros de largo y 15 metros de altura, es la estatua de Buda reclinado más grande de Tailandia. Toda la estatua está recubierta de pan de oro. Las imágenes no hacen justicia, hay que verlo. Lo curioso es que este Buda encaja al milímetro en el interior del templo
En la parte trasera del templo encontramos decenas de recipientes de forma ovalada, a modo de cuencos y en una mesa cercana encontrarnos una especie de recipientes con monedas. Representa la tradición budista de repartir limosna y compartir lo que tienes con los demás. Si queremos realizarla, podemos coger una de los bol (previo pago de 20 baths) e ir echando una moneda en cada cuenco. A mis peques les encantó…. repetimos el ritual varias veces
Las ofrendas
En los templos se compra un «kit de ofrenda» por 20baths (no llega a 0’50€), compuesto generalmente por tres varillas de incienso, una vela pequeña amarilla, una flor de loto (nenúfar) o una guirnalda de flores y una lámina de pan de oro.
El significado de las ofrendas
En las ofrendas budista toda acción tiene su significado simbólico.
Al llegar al templo hay que descalzarse y dejar los zapatos fuera, evitando que las impurezas del suelo entren al templo y simbólicamente dejamos las impurezas del alma fuera del templo.
5. Se presentan respetos a Buda postrándose tres veces. Te arrodillas con las palmas de las manos juntas en posición «wai» junto al corazón, levantas las caderas del suelo sin despegar las piernas y colocas las manos sobre la frente y te inclinas hacia delante para poner las palmas y la frente en el suelo
Inclinarse hacia Buda es un acto de devoción hacia una forma que representa al “Completamente Iluminado”, no antes un dios. Es también un acto de humildad de aquel quien se inclina, representado al tocar el suelo con la cabeza- ante las virtudes del Buda y un recordatorio de nuestro propio compromiso de cultivar las virtudes que predica el budismo.
Los Budistas se inclinan tres veces ante las estatuas de Buda. La primera ante el iluminado. La segunda reverencia es hacia el Dharma o las enseñanzas del Buda que nos guían hacia el cese del sufrimiento. La tercera reverencia es hacia la Sangha, la comunidad de sus discípulos iluminados, los monjes.
En Tailandia resulta imposible no acercarse a un templo y fascinarse con su belleza. El 90% de la población es budista y la vida gira alrededor del templo. En los templos hay escuelas, imparten cursos de meditación, se montan ferias y mercadillos en su alrededor. Si te empapas de la vida en el templo ya conoces gran parte de la cultura tailandesa.
Tras la visita que duró toda la mañana, que mejor que un coco joven para refrescarse. El agua de coco es rica en potasio y demás sales minerales, lo que rehidrata rápidamente.
Tras almorzar comida típica tailandesa en un restaurante «con aire acondicionado» (se agradece mucho con tanto calor) hicimos un pequeño «crucero» por el río Chao Praya. A los niños les encantó, pues la lancha iba a bastante velocidad y parecía que volábamos. Al ser época de lluvias el nivel del río estaba alto y a veces había turbulencias. Pareía que estábamos en un parque de atracciones.
Por la tarde tocó buscar camisetas de futbol de equipos tailandeses y visitar el centro comercial MBK.
El MBK es un centro comercial a la tailandesa, con pequeñas tiendas donde comprar ropa y artesanía local. Al MBK fuimos en el Skytrain, un metro aéreo que recorre la ciudad.
Tras cenar algo cerca del hotel, cogimos un taxi para visitar la Torre Baiyoke, la torre más alta de Bangkok que ofrece unas vistas impresionantes y alberga un hotel en su interior. 328 metros de altura y 85 pisos.
Tras disfrutar de las increíbles vistas de la ciudad nos tomamos una agua con gas en el bar mirador (incluido en la entrada).
Iker y Nacho con la equipación de la selección nacional de futbol y Eire vestida a la Tailandesa |
Fin de un intenso día en Bangkok. Como podéis ver, mis peques son «todoterreno»