Tras la primera crónica de nuestro inolvidable viaje en Tailandia en familia, sigo contandoos nuestras pericias por la tierra de Siam.
DIA 4. Mercado flotante, mercado sobre la vía del tren. Curso de Cocina Thai. Wat Banyan Tree
A las 7 de la mañana nuestra simpática guía nos recogía en el hotel para dirigirnos a visitar el mercado flotante de Damoen Saduak.
Este mercado está muy orientado a turistas y creo que ha perdido parte de su encanto por la gran cantidad de tour operadores que copan la zona, pero bueno… tiene su encanto. Visitamos el mercado de dos formas… en un barco de cola larga (más tranquilo que el barco de Bangkok) y caminando por el muelle. Este mercado es una buena oportunidad para comprar fruta y probar algunos platos típicos tailandeses
Barco de cola larga |
Los plátanos, el coco, el mangostán y el rambután son las frutas más sabrosas |
Originales sombreros hechos con hojas de plátano |
Turistas y más turistas |
En Tailandia parece que no existe la jubilación, es habitual ver a mujeres y hombres mayores trabajando. Esta situación despertaba un sentimiento de compasión y te hacía apreciar el bienestar social que tenemos aquí
Lo curioso de este mercado es el tren que pasa sobre él. Es el mercado más surrealista del mundo… ¡el tren pasa por el medio! Ocho veces al día el tren atraviesa el pequeño mercado de Mae Klong.
Atención a este pescado que va a recibir al tren 8 veces al día…. 8 veces al día el aceite hidráulico caerá sobre él y después el pescado caerá en algún plato
Mientras el tren pasa se desmontan los toldos, cuando desaparece en el horizonte vuelta a empezar.
TOFU CON CURRY VERDE |
Disfrutando del almuerzo con nuestra guía |
Seguimos nuestro camino ya de vuelta a Bangkok, aunque nos quedamos con ganas de quedarnos a dormir entre cocoteros. A la vuelta paramos a visitar el Wat Bang Kung, un curioso templo abrazado por las raíces de un arbol y al que acuden sobre todo locales, especialmente mujeres que desean casarse. Volvimos a hacer méritos con nuestro billete de 20 baths
Abandonamos Bangkok y tomamos rumbo a Ayutthaya en nuestra «van» dirigida por nuestro querido abuelo. Como es un viaje largo hicimos varias paradas, para que a los peques se les hiciese más liviano. Esta visita la hicimos por libre, pero asesorados por Naai Travel.
La primera parada fue en el Palacio de Verano «Bang Pa In». Está formado por un conjunto de edificios muy variopintos, con diferentes estilos, imitando en ocasiones a la arquitectura palaciega europea y en otras a la china. La construcción mas emblemática es el Aisawan Thiphya-At o Asiento Divino de la Libertad Personal, toma nombre. Es el único edificio de estilo tailandés en el palacio, y se trata de un hermoso pabellón situado en mitad de un lago que imita al palacio real de Bangkok
Para desplazarnos alquilamos un cochecito similar a los de los campos de golf. Fue una experiencia que les encantó a los niños y nos evitó calor y refunfuños por tener que caminar, pues es un camino extenso.
Una anécdota curiosa de este palacio… hay un obelisco en memoria a la Reina Sunanda Kumariratana. En 1880 la reina se ahogó delante de todo su séquito cuando su bote se hundió en el río Chao Phraya mientras estaba en camino hacia el Palacio. Nadie hizo nada por rescatarla pues hasta ese momento estaba prohibido tocar a la realeza. Prefirieron dejarla morir a no arriesgarse a morir ellos decapitados. Tras su muerte, el rey cambió la ley.
Cerca del palacio hay un templo muy curioso que no debéis dejar de visitar por dos motivos, por su acceso, para acceder a él hay que hacerlo en un funicular que cruza el río Chao Praya y es muy divertido; por su arquitectura, una vez en el recinto os sorprenderá ver un templo budista dentro de una catedral. El rey que mandó construir el palacio y el templo creo que era un poco excéntrico y quiso traer el estilo europeo a Tailandia, creando un batiburrillo arquitectónico brutal
Siguiente parada… LOPBURI, una de las visitas más divertidas y simpáticas de este viaje. Lopburi es una pequeña ciudad a unos 150 kms de Bangkok, poblada por «monos». Los simios son los dueños y señores de las calles, están por todas partes, pero sobre todo en dos templos, el Prang Sam Yot y el Wat Phra Si Rattana Mahatthat. Mientras no les molestes, se acercarán, pero no te harán nada, salvo intentar robarte los cordones como le paso a Nacho. Les dimos de comer pipas que vendían especialmente para ellos y fue una experiencia increíble.
Mientras la madre coge las pipas el bebé está mamando |
Mirad el monito sobre mi espalda, me hacia cosquillas |
Cuando entras dentro de la ruinas del templo, unas rejas te separan de los monos que no paran de observarte y seguirte con la mirada, y te sientes como si estuvieras en la jaula de un zoo y tú fueses el animal atrapado. Una sensación que te hace ponerte en el lugar de los pobres animales que viven atrapados en un zoo.
Una de las imágenes que más me cautivaron y despertó en mí un gran sentimiento de ternura fue ver a una mamá mona amamantando a su cría. Sin palabras… mirad que bonito
Tenéis que vivirlo, cualquier cosa que os cuenten no supera la realidad
Y como siempre nuestro «abuelo» cuidando a Iker… creo que nunca he visto a un conductor tratando con tanto amor a un niño. ¿Sabeis que nuestro abuelo no hablaba ni una palabra de inglés y por supuesto ni de español? Solo con gestos y miradas nos entendía. Estas vivencias son mejores que cualquier monumento que hayamos podido visitar
Y por fin, tras la excitación vivida en Lopburi llegamos a Ayutthaya, una ciudad patrimonio de la humanidad, donde conocimos el origen de Tailandia. Llegamos al atardecer por lo que solo tuvimos tiempo de dejar las maletas en el hotel, hacer un pequeño crucero alrededor de la ciudad a través de sus canales y cenar en el maravilloso restaurante del hotel. El hotel elegido fue el Classic Kameo… son unos apartamentos amplios, modernos y muy limpios, pero algo alejados del centro. Lo mejor…. el restaurante.
Seguiremos….